martes, 6 de junio de 2017

Las emociones de la obesidad

SOBREPESO | TRATAR DE CALMAR LA ANSIEDAD COMIENDO PAPAS FRITAS O LA PENA CON UN HELADO, ES PARTE DEL PROCESO QUE PUEDE LLEVAR HACIA LA OBESIDAD, UN NUEVO ESTUDIO HABLA SOBRE EL TEMA.

La imagen de la mujer que come un kilo de helado mientras mira una película romántica porque su novio la ha dejado, es más que un cliché de comedia estadounidense, existen conductas emocionales que influyen en el sobrepeso y la obesidad y una dieta no es suficiente para bajar de peso si no se tratan también las emociones.

La obesidad es una condición clínica individual, que se ha convertido en un serio problema de salud pública que va en aumento, explica la psicóloga clínica y psicoterapeuta complementaria, Cecilia García Meruvia.

“Las causas de la obesidad son múltiples, e incluyen factores tales como la herencia genética; el comportamiento del sistema nervioso, endócrino, metabólico, factores no heredables y factores sociales”, dice y añade que en esta condición es muy importante recalcar la importancia de seguir las recomendaciones ofrecidas por un médico especializado en orden de descartar la existencia de los factores anteriormente mencionados. A la vez, para obtener resultados exitosos el acompañamiento de un tratamiento psicológico es vital, debido a que la condición de la obesidad en cada sujeto tiene diferentes detonantes emocionales que podrían dificultar la estabilización del paciente, advierte la psicóloga.

Dentro de estos detonantes emocionales, comenta García, los más repetitivos son aquellos ligados al miedo, la ira y la culpa, donde prima una necesidad de protegerse o sentirse protegido en la mayoría de los casos. Al mismo tiempo, la sobre alimentación puede ser en muchos casos un mecanismo de defensa para manejar síntomas depresivos, ansiosos, agresión reprimida o traumas vividos en el pasado, como abusos de tipo sexual en la mayoría de los casos, donde el sujeto busca ocultarse o protegerse, usando para eso grasa acumulada en el organismo.



TERAPIA

El acompañamiento terapéutico para la obesidad o cualquier condición relacionada con problemas alimenticios o que envuelven la imagen del sujeto, es altamente recomendable para poder eliminar o disminuir las resistencias tanto físicas como mentales y emocionales del paciente, comenta García.

“Este acompañamiento se puede dar con la implementación de diferentes terapias y técnicas, que van desde la terapia tradicional hasta la terapia complementaria. Desde mi experiencia terapéutica, yo sugeriría una intervención integral, que permita al paciente combinar el trabajo de un médico especialista, junto al trabajo terapéutico y educativo de un nutricionista, tomando en cuenta que cada caso es diferente”, dice la psicóloga.



ESTUDIO

Por su parte, el psiquiatra español Javier Quintero destaca en una entrevista publicada por Efe Salud, que por primera vez se incluya el equilibrio emocional como una recomendación de estilo de vida en la Pirámide de la Alimentación Saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) presentada recientemente.

“Me parece fundamental que en la base de la pirámide aparezca el equilibrio emocional, pero hay que profundizar un poco más. No se trata solo de una vida sana y estar tranquilo. Hay que gente que vive su sobrepeso de forma equilibrada, pero eso no quita que tenga un problema ejecutivo de fondo”, señala.

Desde hace diez años un equipo de profesionales de la salud mental capitaneado por Quintero trabaja con una máxima: “Si no se trabaja el aspecto emocional, lo demás no va a funcionar” en el abordaje de la obesidad y su antesala, el sobrepeso.

Si solo se trata el balance energético (consumo de energía y gasto) “se pueden hacer tantas dietas como queramos, que serán igual al número de fracasos a la hora de intentar modular su alimentación”, apunta el doctor.

Y bajo ese aspecto emocional hay circunstancias ligadas a la depresión, al trauma, a la adicción a la comida, al descontrol de los impulsos, a la desorganización en la forma de vida.

“Ni todos los pacientes están bien, ni todos están mal, pero por lo general se cae el mito del gordo feliz”, apunta el jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid.



LA D.I.E.T.A QUE ANALIZA LAS EMOCIONES

Los años de investigación del equipo de Quintero en la relación que tienen los diferentes trastornos de conducta y el sobrepeso y obesidad se han materializado en una herramienta, la D.I.E.T.A.

Se trata de una evaluación de los aspectos emocionales mediante la contestación de un cuestionario que cualquier persona puede acometer a través de la web de este equipo, www.somoscomocomemos.com, y conocer el perfil emocional del interesado.



OBESIDAD

Se analizan cinco dimensiones: D (desorganización); I (impulsividad); E (emocional); T (traumática) y A (adictividad) en diferentes niveles.

“Lo normal es que una o dos de las dimensiones sean las que se disparan y generalmente crean el problema” que lleva a comer descontroladamente y a engordar de forma insana, explica Quintero.

La D se refiere a una desorganización del estilo de vida que lleva a ejecutar hábitos poco sanos; la I se refiere a la impulsividad a la hora de comer, a la ausencia de autocontrol; la E es la emoción (que tiene dos partes: una relacionada con la ansiedad y otra con la depresión); la T es haber vivido una experiencia traumática; y la A es la adicción a la comida.

Sobre la adicción a la comida el especialista explica que determinados alimentos, en general los hidratos de carbono y los azúcares, unido a determinados hábitos de alimentación, pueden provocar una activación intensa y rápida de la dopamina, una hormona que regula el placer y todo lo que lo activa tiende a repetirse, creando una necesidad de comer para activar ese mecanismo de recompensa.

“En las personas con sobrepeso y/o obesidad se encuentran con mucha frecuencia problemas emocionales, cognitivos y/o psicológicos, que definen su patrón de alimentación. En general se producen dos tipos de problemas; los primarios (aquellos que actúan como desencadenantes y/o agravantes del sobrepeso) y los secundarios (repercusión del impacto que el exceso de peso puede tener, jugando entonces como un factor de cronicidad y ensombreciendo el pronóstico), explica somoscomocomemos.com.



COMER CON CABEZA

Más de 400 pacientes han sido evaluados en estos años de investigación: “El 80% de los pacientes con sobrepeso y obesidad tienen un trasfondo emocional”, apunta este especialista.

Para el doctor Quintero, los mensajes para prevenir el aumento en las tasas de sobrepeso y obesidad “no llegan a la población” que “come mal y más de los que debe” en una vida “tremendamente sedentaria” por lo que hay un claro desequilibrio entre ingreso y gasto.

“Hay mucho endocrino que aboga por comer con hambre, pero yo abogo por comer con cabeza. Comer con hambre es una espiral que llega a confundir ansiedad o tristeza con hambre. Comer con cabeza es hacerlo de forma planificada, cinco veces al día, sin saltarse ninguna”, señala el psiquiatra quien concluye: “Con cabeza somos capaces de entender las emociones y buscar la solución”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario