En el caso de las mujeres los cambios hormonales como menopausia, el ciclo menstrual o el embarazo, pueden perturbar la salud digestiva.
“Si nuestro aparato digestivo no funciona bien y no se controlan esas molestias, pueden originar lesiones, pero además no se absorben bien las vitaminas, minerales, proteínas y otros nutrientes, lo cual afecta la formación de las células estomacales y perjudica el funcionamiento del cuerpo y la salud”, señala el doctor Eloy Pacho Jiménez, médico internista de la Fundación Jiménez Díaz, de la Clínica de la Concepción de Madrid.
Distintos orígenes
Según Jiménez, la mala digestión puede ser orgánica, cuando se debe a un trastorno gastrointestinal, desde úlceras, pancreatitis, hepatitis, reflujo gastroesofágico, hasta endometriosis, diabetes, alteraciones tiroideas, cáncer digestivo o de ovario, aunque esto sucede en pocos casos.
Además puede ser inducida, lo que puede ocasionar indigestión habitual el vivir con estrés, consumir grasas, tabaco, alcohol o medicamentos irritantes como los antibióticos, el hierro y el potasio, comer en exceso, rápido o con tensión nerviosa.
Jimenez también habla de la mala digestión funcional, que se debe a trastornos en el funcionamiento normal del tracto digestivo, como una mayor secreción ácida o una mayor sensibilidad al dolor.
Exceso de laxantes
Tomando en cuenta que la frecuencia del estreñimiento y la mala digestión afecta más a las mujeres, es común que se dé un aumento en el uso de laxantes, lo cual puede ser perjudicial para la salud.
“Se ha demostrado en estudios que con el uso de laxantes puede haber una disminución de absorción de nutrientes y el intestino se vuelve perezoso. Con la presencia de un laxante se mueve normalmente, entonces se acostumbra al laxante y deja de funcionar como debe”, explica la especialista mexicana Brenda Solís.
Para la doctora Solís, hay pasos que dar antes de llegar a la recomendación del uso de laxantes, como, por ejemplo, “buscar un cambio en la alimentación, además de prescribir ciertos ejercicios, y sólo si esto falla se recomienda el uso de determinado laxante para favorecer la evacuación”. /
Remedios caseros
Té de jengibre es un estimulante natural y extremadamente útil para el estreñimiento y dolor abdominal. El consumo de alimentos ricos en fibra, como pan integral, avena, frutas y verduras proporciona nutrientes esenciales, así como ayuda a la digestión.
Prevenir
No hay mejor remedio que la prevención y el estilo de vida más saludable. Toma un tiempo para cuidar de su cuerpo. La mayoría de nosotros comemos de prisa, sin masticar adecuadamente los alimentos, no dan mucho pensamiento sobre el contenido de nutrientes y fibra en los alimentos que comemos.
Actividad física
Retomando las actividades físicas como ejercicios, caminar o trotar, no son sólo un calmante para el estrés, pero también una gran manera de mantener a los trastornos del aparato digestivo. Por lo tanto, se ha convertido en obligatoria la adopción de algunas medidas deliberadas para llevar una vida sana, libre de problemas digestivos.
Excesos
Para combatir la mala digestión modera el consumo de grasas, porque retrasan la digestión, estimulan la producción de ácidos, permanecen mucho en el estómago y causan malestar. Tampoco consumas picantes porque irritan las mucosas digestivas. Las bebidas como el té, el café y los refrescos de cola irritan el esófago.
Buenas costumbres
Si durante al menos tres meses sufres síntomas de mala digestión, debes acudir al médico para que te realice un examen clínico. Pero los problemas de digestión inducida o funcional pueden tratarse no sólo con medicamentos, sino también con cambios en la alimentación y estilo de vida:
• Elige comidas ricas en proteínas: El pescado, pollo, pavo, leche descremada ayudan a reforzar la válvula que protege el estómago.
• Limita los medicamentos: Consúmelos con cuidado porque afectan la digestión. Los antibióticos degradan la flora bacteriana intestinal, la aspirina inflama la mucosa gástrica y los laxantes irritan el intestino.
• Toma más yogurt: Sus microorganismos ayudan a regenerar y mantener la flora intestinal.
• Consume fibra vegetal: Regula la actividad intestinal y evita el estreñimiento. Consume entre 30 y 50 gramos diarios de fibra en frutas, verduras y cereales.
• Bebe agua: Facilita la digestión. Toma dos litros diarios, repartidos antes, durante y después de las comidas.
• Usa menos sal: Te ayuda a reducir la retención de líquidos y por lo tanto la hinchazón estomacal.
• Come con calma: Hazlo en un ambiente relajado, sentada, despacio, masticando bien y saboreando los alimentos, en vez de devorar en 10 minutos. Comer con tiempo suficiente previene gases, acidez y mala digestión.
• Come a la misma hora: El reloj biológico de tu organismo se acostumbra a los horarios fijos y así favoreces tu digestión.
• Reparte tus alimentos: Hacer cinco comidas ligeras al día, cada tres o cuatro horas, evitará el estómago vacío y el apetito descontrolado.
• Deja de fumar: El cigarro relaja el esfínter y fomenta el ardor estomacal.
• Cena ligero: Hazlo temprano y evita las cenas abundantes, pues causan reflujo.
• Reduce las bebidas gaseosas: El gas se expande en el estómago causando el efecto de una comida abundante.
• Haz ejercicio: La actividad física es importante para evitar la mala digestión y mejorar la actividad intestinal. Pero hazla al menos una hora después de comer, porque el estómago lleno produce indigestión.
• No abuses de los antiácidos: Pueden aliviar ocasionalmente la acidez estomacal, pero no son un tratamiento adecuado para la mala digestión.
• Toma té de manzanilla: Es un antídoto natural muy eficaz, que aumenta la movilidad del tubo digestivo, ayuda a aliviar el dolor, acidez, gases, hinchazón estomacal, náuseas y vómitos.
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