viernes, 19 de abril de 2013

TEJIDO GRASO

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de tejido graso que puede ser perjudicial para la salud. Para identificar ambas condiciones se utiliza el índice de masa corporal (IMC), que es un indicador simple de relación entre el peso y la talla. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud un IMC en adultos igual o superior a 25 determina sobrepeso, y uno igual o superior a 30 determina obesidad. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). TIPOS DE ADICCIÓN Los desórdenes adictivos relacionados a la comida se agrupan en tres tipos básicos. En todas estas variantes se presentan los componentes típicos de las adicciones, pero cada variante toma una forma especial. La anorexia nerviosa es un desorden donde la obsesión por la abstinencia alimenticia es el síntoma principal. El anoréxico participa compulsivamente en regímenes dietéticos severos y autoimpuestos con el fin de "bajar de peso", aunque muchas veces están muy por debajo del peso ideal debido a la propia patología. La percepción de la autoimagen está distorsionada y es común el uso inapropiado de laxantes y diuréticos. La muerte puede sobrevenir por desnutrición y desequilibrio electrolítico. La bulimia es un desorden donde ocurren ciclos alternos de comer compulsivamente y de "purga" donde se inducen vómitos o se establecen regímenes severos de dietas, ejercicios o laxantes para inducir la pérdida de peso luego de la compulsión. El comedor compulsivo sufre de ciclos alternantes de compulsión por comer y síntomas depresivos acompañados de vergüenza, culpabilidad y remordimiento y utiliza la comida para lidiar con sus sentimientos. La obesidad y todos los problemas relativos al sobrepeso son consecuencias de este desorden. ¿Soy un adicto? Se necesita responder unas pocas preguntas para determinar la adicción: • ¿Come cuando no tiene hambre o cuando se siente triste o deprimido? • ¿Come en secreto o come de manera diferente cuando está solo que cuando está en frente de otros? • ¿Consume cantidades inusuales de comida y luego se purga con vómito o laxantes para deshacerse del exceso? - ¿Hay alimentos que son dañinos para Ud., pero los come de todas formas? • ¿Se siente culpable luego de haber comido? • ¿Se siente inconforme con su peso pero sigue comiendo sin hacer ejercicio o un cambio en su dieta? Si respondió afirmativamente a cualquiera de estas preguntas es muy probable que sea adicto a la comida. Incluimos un link más completo para que pueda autodiagnosticarse con más precisión: http://www.adicciones.org/diagnostico/formularios/dx-comida.html “Me cansé de cansarme” Juan Eduardo Araos* “Eran dos pinches cuadras. De la avenida Arce hasta la plaza Avaroa. Sí, es subida, pero nunca tanto; sin embargo, para mí era como subir el Everest. Llegaba a la 6 de Agosto y las piernas me dolían y el sudor se apoderaba de mi frente. Ni qué decir de la tos que no me dejaba en paz. Si hasta parecía que iba a morir ahí mismo. Debe haber sido bastante patético ver a alguien de 145 kilos subir una calle y media, abrigado con una bufanda, una chamarra y resoplando con cada paso. Pues bien, así era yo. Y pese a la situación, cuando llegaba la noche no dudaba en ir a comer un chicharrón doble en el puestito de doña Pacesa, en Villa Fátima, y luego, para evitar que el hambre me pillara en pleno trabajo nocturno en el periódico, no estaba demás comerme un combo de pollos en el restaurante cercano. Cuatro presas, con papa y postre. Mayonesa y harta llajua. Ah, claro, Coca Cola Zero, para evitar el peso. Era abril de 2006 y vivía viendo mis fotos de judoka competidor. Ahí estaba yo ganando campeonatos, con 78 kilos en el cuerpo, trotando de subidita, en el gimnasio, en el dojo. Hace apenas cinco años, hace apenas 67 kilos. Y entonces me cansé. No fue tanto por un asunto de autoestima, creo que con ese peso y con el que tengo ahora, siempre me sentí atractivo y simpático y con lo “mío”. Todo es cosa de actitud, me decía y me digo actualmente. Claro, en ese entonces me molestaba si alguien me decía “gordo”, pero si la actitud no era suficiente, ahí estaba mi corpulencia para imponerme. Lo que en realidad me hizo tomar la decisión de bajar peso era que me cansé del peso, me cansé de no tener dinamismo, me cansé de andar enfermo, me cansé de cansarme. Me cansé de la comida excesiva (podía acabar con cuatro sándwiches de carne en sólo cinco minutos), y de comer con o sin hambre. En mi caso creo que no era un asunto de comer por depresión, porque realmente siempre comía, todo el rato, ése era el problema. Me cansé de que los trufis no me quisieran llevar y de que en más de una vez al levantarme en algún restaurante la silla se me acoplase al cuerpo debido a que mi cintura se pilló en los respaldos de los brazos. Ni qué decir de las sillas que amenazaban con ceder bajo mi peso. Me cansé también de no poder correr, de no poder caminar rápido, de dormir mal y de roncar hasta que me escuchara el vecino de la esquina. Me cansé de ir a las tiendas y ver pantalones de todas las tallas, camisas de todas las marcas, chamarras de todos los colores. Y que nada, absolutamente nada, me entrara. Me cansé también de no poder respirar bien y de estar quedando mudo debido a una infección en la garganta que se empeoraba con mi sobrepeso. Y bueno, no puedo dejar de mencionar otra de las motivaciones. Y es que asumí la decisión porque no quería ser una carga ni depender de nadie. Y sabía que con 145 kilos en cualquier momento podría ser ése mi futuro. Tampoco era justo para mi pareja tener que bancarse la obligación de cuidar a un obeso, peor aún postrado en cama. Y así, con mis 145 kilos de humanidad, llegué a la consulta del doctor Jorge Saldaña, aquí en La Paz. El médico desestimó atenderme ni bien me vio. “Y es que está muy gordo, debe operarse” fue lo que me dijo. Y yo insistí, una y otra vez, que podía reducir. Al final se animó a darme un tratamiento. Era fines de abril. Las dos primeras semanas bajé como seis kilos, al primer mes, 10 kilos. Recuerdo que pesaba 122 kilos en junio, y la dieta la había comenzado a fines de abril. La cumplí a raja tabla. Nada de carbohidratos, mucha carne (en todas sus formas, incluso fritas). Horarios estrictos de comida. Cuando la balanza llegó a 100, el doctor me autorizó a volver al judo (soy cinturón negro). Me metí de pleno a entrenar, luego de dos meses también comencé a entrenar brazilian jiu jitsu. Ocho meses después me subí a un ring para participar en un evento de artes marciales mixtas. Pesaba 85 kilos con 500 gramos. Había pasado un año desde que había comenzado la dieta. Mi carrera deportiva volvió a repuntar, conseguí varios campeonatos nacionales de judo, formé parte de la selección boliviana de judo para los bolivarianos del 2009, participé con éxito en otros dos eventos de artes marciales mixtas, pero ya no en ring, sino en octágono. Ya han pasado casi siete años desde que me animé a hacer la dieta. He ganado algo de peso, estoy en 98, 100 kilos, quizás 102 en ocasiones, pero creo que es lógico. Ya no entreno cuatro horas diarias, apenas puedo dedicar una hora al gimnasio en las mañanas y trotar, día por medio 45 minutos. Los sábados intento ir al dojo de judo o al gimnasio de la academia de brazilian jiu jitsu a moverme un poco. Y también, no se puede pasar por alto que tengo siete años más. ¿La dieta? Ya no la hago, aunque trato de cuidarme. Evito comer grandes cantidades de carbohidratos y azúcar. En todo lo demás no hay restricciones. Mi problema es que como he jugado tanto con mi peso (en ocasiones competía en una categoría y a la semana siguiente debía bajar siete kilos o aumentar ocho) subo y bajo con mucha facilidad. Por eso es que me mido en las comidas y no como todo lo que quisiera o pudiera. Por eso también que siempre ando intentando cuidar mi peso. De ahí a que puedo decir, sí, lo reconozco, que tengo pánico en recuperar peso, y que por eso me obsesioné un poco todo esto. Quizás sea el precio que hay que pagar luego de haber pesado 145 kilos.” * Juan Eduardo Araos Chaparro es periodista, docente universitario, judoka, practicante de brazilian jiu jitsu y ex peleador de MMA.

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