jueves, 18 de septiembre de 2014

Comer rico con moderación es un derecho


El placer no es un “extra” en nuestra vida, sino un componente central que guía nuestras decisiones y que puede aprovecharse para incorporar hábitos saludables, pues está demostrado que los esfuerzos para reducir el sobrepeso basados en la restricción, la prohibición y la regulación han fracasado, afirma Mónica Katz, directora de la Carrera de Médico Especialista en Nutrición con orientación en Obesidad, de la Universidad Favaloro de Argentina.

Durante su participación en el Simposio Vida Activa y Saludable, celebrado la pasada semana, la especialista aseguró que “la obesidad es un desorden de aprendizaje”, por lo que las personas son capaces de aprender o desaprender conductas que afecten su estado de salud y bienestar.

“La comida es un estímulo fi siológico, no puede ser adictiva, porque al comer estamos respondiendo a una necesidad de nuestro organismo. No se puede ser adicto a una recompensa natural, porque el placer que encontramos en ello son respuestas naturales”, expresó.

La experta de origen argentino afi rmó que el enfoque punitivo- prohibitivo para controlar el peso y la “demonización” de varios alimentos está limitando la creación de un espíritu crítico y de discernimiento personal sobre lo que más le conviene al individuo para lograr una sana alimentación.

Katz explicó que los estímulos placenteros guían el aprendizaje humano, ya que de forma natural el cerebro busca repetir aquellas acciones que generan estímulos agradables y provocan la liberación de dopamina en el fl ujo sanguíneo. Así, es posible utilizar este sistema de recompensas que guía nuestra conducta para mantener una dieta balanceada reencontrando el placer en la comida, en porciones adecuadas.

PLACER Y NUTRICIÓN

Con el tema “Placer y nutrición: el sistema de recompensa y la toma de decisiones”, la ponente comentó que ha surgido un proceso de “demonización” de alimentos por el que algunos “expertos” sugieren eliminar, por ejemplo, el consumo de pan o, en el caso de Argentina, el de carne o de sodio, sin considerar que la prohibición hace más apetecible lo deseado. De igual forma, en lugar de facilitar las actividades deportivas, los gimnasios cobran, limitando con ello la actividad física.

Al respecto, Katz expresó: “Los expertos en nutrición nos comportamos como maestros puritanos o dictadores autoritarios, pero las estrategias punitivas no han funcionado ni a nivel individual, ni sanitario. Curiosamente, hacer dieta es el mejor predictor de ganancia de peso. Llevar una dieta hace a las personas más vulnerables a la desinhibición y el descontrol”.

Asimismo, la especialista hizo notar que actualmente las personas “somos sólo espectadores de la mayor cantidad de deportes en la historia, lo que ha generado la cifra más alta de sedentarismo; del mismo modo tenemos muchísimos eventos y programas televisivos relacionados con comida, pero hemos perdido habilidades culinarias”.

En ese sentido, Katz recordó que en algunos países se está entrenando a los niños para ser consumidores críticos de alimentos, aunque en muchos otros “seguimos dependiendo de una pirámide y no desarrollamos el espíritu crítico y de discernimiento. Más que cultivar huertas, en las escuelas debería haber clases de cocina para que los niños lleguen a casa con un platillo desarrollado por ellos, con un criterio de sana alimentación”, dijo. La especialista hizo hincapié en que el alimento ha funcionado más que la prohibición y que por ello el enfoque “No Dieta” ha permitido ver la alimentación dentro de un marco de placer en el que el paciente puede comer de todo, con resultados positivos.

Luego aseveró: “La prohibición no resulta una manera efectiva de promover un consumo adecuado de alimentos. El gran desafío en Latinoamérica es generar equipos multidisciplinarios con participación tanto de científicos como de agentes del gobierno, de las industrias y de organizaciones civiles, para enfocar integralmente el tema de la sana alimentación.”

Finalmente, la experta en nutrición dijo que todos los problemas nutricionales a nivel global comparten un mismo punto: falla de las políticas sanitarias para abordarlos. La mayoría de las estrategias han sido basadas en la información o enfoques punitivos y prohibitivos. “Comer rico es un derecho. Todo alimento puede ser parte de una alimentación saludable siempre que sea consumido con moderación”, concluyó.

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