En Navidad comemos y bebemos en exceso, llevamos una vida más sedentaria, nos dejamos llevar por el marketing alimenticio y sacrificamos el placer del momento por las consecuencias en nuestra salud.
Diversos estudios indican que en estas fechas ingerimos cinco veces más alimentos y bebidas que en el resto del año (lo óptimo es entre 2 mil y 2.500 calorías diarias) y además lo hacemos de manera concentrada en unos pocos días, lo que tiene efectos directos en nuestro organismo.
Karen Flores, nutricionista del Ministerio de Salud, indica que a fin de año abusamos de alimentos como picanas, carnes asadas, parrillas, embutidos y en general productos procesados, con grasas saturadas y alto contenido en sodio. También bebidas con exceso de azúcar o alcohol, las más dañinas para nuestra salud, apunta Flores.
El último mes del año llegamos a aumentar más de dos kilos de peso en promedio y aproximadamente 500 gramos nos acompañan el resto del año, contribuyendo a la mayor preocupación de expertos en salud pública: la obesidad, cuyas tasas no dejan de aumentar.
Según datos del Ministerio de Salud, el 43% de hombres y el 48,5% de mujeres de 18 años y más de 50 años, presentan sobrepeso u obesidad. En el caso de mujeres en edad fértil este porcentaje asciende al 50%.
"La gente no piensa lo que consume. Directamente se deja llevar por lo que tiene a simple vista en el mercado, inclusive sin tener apetito, solo para saciar la ansiedad momentánea. Los niños son grandes afectados porque el marketing les incita a comprar alimentos con grasas saturadas solo porque a veces incluyen juguetes", explica la experta.
Además de la obesidad, los "atracones" navideños desembocan en enfermedades agudas como gastritis y úlceras o intoxicaciones alimentarias.
Flores recomienda no abusar del alcohol e ingerir grandes cantidades de agua; tampoco cenar en exceso ya que durante la noche no quemamos las calorías y casi todo lo que comemos se convierte en grasa; y por último desintoxicarnos durante el desayuno con zumos de frutas ricas en vitaminas A, D, E, y K, sin azúcar y en todo caso con una cucharada de miel.
No valen las dietas estrella
Pasadas las fiestas, no es recomendable iniciar una dieta intensa ni someternos a una actividad física fuerte. Los expertos recomiendan incrementar la actividad deportiva pero de manera progresiva para no correr riesgo de infarto u otras afecciones.
"Lo mejor son las caminatas, más intensas que las habituales (…) pero especialmente cambiar estilos de vida: llevar una alimentación sana, hacer ejercicio y cultivar nuestra mente", señala la nutricionista.
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