jueves, 18 de junio de 2015

Detén la compulsión alimenticia

Aparentemente, la compulsión de comer no tiene mucha importancia; pero, cuando vemos los desequilibrios de sobrepeso en muchas personas podríamos pensar en realizar un pequeño aporte para que la conducta comer pueda volverse más consciente, menos compulsiva y más inteligente.

Los problemas que provienen del hecho de no poder dejar de comer e incluso de seguir queriendo comer, se pueden ver en un cuerpo que muestra los excesos alimenticios inconscientes como reservas de grasa muy difíciles de disolver.

Muchos de nuestros comportamientos son subconscientes e incluso inconscientes y es por esa razón que aparecemos con la forma corporal que tenemos actualmente.

En los hechos, vivimos cumpliendo órdenes o instrucciones muy antiguas que son muy difíciles de desobedecer. Sin embargo, podemos aprender a decir: “ya estoy lleno, en este momento ya no quiero nada, voy a trabajar en paz”.

En los momentos posteriores a la ingesta de comida, suele aparecer una sensación de ansiedad acompañada de otra sensación que nos dice: “sigo sintiendo hambre, es como si no hubiera comido nada”.

Como esas sensaciones son en el fondo creencias profundas, hacen que nuestro subconsciente encuentre formas y maneras de seguir comiendo algo que va produciendo el exceso acumulativo y el desequilibrio creciente que con los años recién se podrá percibir por sus limitantes consecuencias, en caso de que hoy, ahora, no quiera tomar la decisión de comenzar a ponerle una solución.

Aprendiendo a escribir de antemano la afirmación que ya mencioné: ya estoy lleno, en este momento ya no quiero nada, voy a trabajar (o estudiar) en paz conseguimos instalar una nueva creencia que le enseñe a nuestro subconsciente que el tiempo de comer o de alimentarse tiene un inicio y una finalización. Luego, se tiene que consumir lo que se ha introducido en el organismo y recordar que esa energía es para realizar alguna forma de trabajo, pues la holgazanería consume poca energía y el trabajo autodeterminado, inteligente y lleno de buena voluntad, consume esa energía manteniendo un cuerpo sano y haciendo que nuestra naturaleza productiva cumpla con los mandatos de la vida que cada cual debería conocer a la perfección.

Así que ya lo sabe, puede comenzar a producir ligeros cambios en su forma física y en su forma mental si aprende a delimitar los tiempos de alimentación y los tiempos de actividad productiva y creativa. Si decide poner en práctica la idea que estamos tratando, sólo debe tomar un cuaderno y ponerse a escribir: “Ya estoy lleno, en este momento ya no quiero nada,

puedo producir en paz”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario