jueves, 16 de junio de 2016

Secretos de ‘FitGirls’; ¡Te quiero verde!

La sanísima vida de Gwyneth Paltrow, la dieta alcalina y el elixir de juventud de Victoria Beckham, el estricto menú de la familia de Gisele Bündchen o la equilibrada rutina gourmet de Taylor Swift... las verduras y hortalizas son la base de la alimentación de las celebrities más healthy y el aguacate es EL alimento de las FitGirls, pero... ¿sabes por qué? Su alto contenido en Vitamina K los hace imprescindibles para el organismo. La Vitamina K o fitomenadiona es fundamental en el proceso de coagulación de la sangre y carecer de ella podría ser tan perjudicial como fumar dos paquetes diarios. No es normal su falta en personas adultas (a veces sí en los recién nacidos), pero sí un mal equilibrio de su presencia en el organismo. Sabemos de los efectos que produce una falta de hierro o Vitamina C en nuestra salud, pero sin embargo la Vitamina K es una gran olvidada que no debemos dejar pasar desapercibida. La gran ‘K’ interviene en el crecimiento celular, la mineralización de los huesos, la prevención de la osteoporosis y la buena condición del sistema circulatorio. Para encontrarla y aumentar sus niveles, basta con introducir en tu dieta mayor cantidad de estos alimentos ricos en ella y de lo más sanos: aguacate, lechuga, coliflor, coles de bruselas, espinacas, perejil, puerro, brócoli y espirulina. “Cuando el nivel de Vitamina K en un organismo es bajo, los vasos sanguíneos pierden elasticidad y pueden calcificarse. Como consecuencia, el corazón debe trabajar más para vencer esa resistencia y conseguir que la sangre llegue a todos los tejidos. Todo ello acaba dañando el corazón e incrementando las posibilidades de infarto u otros accidentes cardiovasculares”. Son palabras del bioquímico holandés Cees Vermeer, co-autor del estudio que ha investigado la falta de Vitamina K en la población. En una de cada 3 personas de las que participaron en la investigación, el nivel de Vitamina K era tan bajo que podía favorecer el riesgo de enfermedades cardiovasculares con el mismo efecto que provoca fumar dos paquetes de cigarrillos al día. Aunque la comparación parezca exagerada, no lo es en absoluto: su rol esencial en la coagulación sanguínea y la salud cardiovascular la convierten en un componente indispensable. Ya tienes los motivos que te harán buscarla y conoces los ingredientes que te harán quererla... Es solo cuestión de añadirlos a tu dieta y darle un poco de verde a todos tus platos. / 6 TRUCOS PARA ADELGAZAR Un estudio revela que si nos quitaran un 20% de las calorías de nuestro plato no lo notaríamos... y adelgazaríamos 5 kilos en un año. El creciente problema del sobrepeso y la obesidad es preocupante. Según los últimos estudios su razón de ser no solamente tiene que ver con la calidad de la alimentación o con la cantidad de ejercicio que practicamos sino con otra realidad: la mayoría come demasiado. Los estudios respecto a este tema revelan que el gasto energético se mantiene, mientras que las calorías consumidas han aumentado notablemente desde 1980. Lo realmente interesante es que hay una forma de solucionar esto que no implica pasarte el día haciendo ejercicio ni probar dietas extremas. Brian Wansink, un investigador de la Universidad de Cornell que estudia lo que comemos y cómo lo hacemos, lo ha desvelado: “comemos por muchas razones, pero casi nunca es por que tengamos hambre”. Wansink ha escrito dos libros sobre este fenómeno y ha sido también el encargado de crear la dieta de la Casa Blanca, pero su verdadero descubrimiento es que es posible adelgazar solo utilizando nuestra mente. “Somos esclavos del contexto: comemos porque estamos con amigos, porque es gratis, porque el plato tiene buena pinta... comemos por los sentimientos que la comida nos provoca, lo que vemos es generalmente más importante que lo que realmente comemos”. Durante su investigación, exceptuando los casos extremos, la gente se ‘llenaba’ por los ojos, y no por el estómago. Si su plato no estaba completamente vacío, seguían comiendo, tuvieran hambre o no. Wansink comprobó que podía añadir o quitar un 20% de calorías de cada plato sin que los comensales lo notaran; lo llamó el “margen inconsciente” que, en tan solo un año, puede hacerte engordar o adelgazar hasta 5 kilos. Parece que sí, que somos esclavos del contexto... pero esto puede también traducirse en algo positivo, porque así como hace engordar, también puede ayudarte a adelgazar. ¿Cómo? Con estos 6 trucos. 1. Cambia lo que ves Cuidado con las galletas, los refrescos o las gominolas que tienes a la vista en casa. Cámbialos por fruta fresca. 2. Cambia lo que sirves Haz que comer más sea una molestia. ¿Cómo? Come en platos más pequeños y asegúrate de que tengas que levantarte de la mesa y cruzar la estancia para servirte más comida. Mantener los platos de servir fuera de la mesa reduce lo que comes en un 29%. 3. Planifica Echa un vistazo a todo lo que puedes comer, haz un ‘menú’ y crea un plan antes de servirte la comida. Comerás mucho menos que si o haces sin pensar. 4. Mastica despacio Las personas con más peso mastican una media de 12 veces por bocado. Tan solo con que lo hagas 15, tu cuerpo lo notará. 5. No comas de todo (al mismo tiempo) Es uno de los hábitos que más engorda: probarlo todo. Si tienes 3 opciones distintas, comerás hasta un 23% más que si solo tienes una. 6. Sé consciente de lo que comes (y de lo que comen los demás) Lo que come la gente que se sienta contigo a la mesa afecta directamente a lo que comes tú... aunque no hayas reparado en ello. Intenta seguir las 5 normas anteriores independientemente de lo que hagan ellos. LO QUÉ NO DEBES COMER ANTES DE HACER EJERCICIO “Estoy muy cansada, necesito algo dulce”. ¿El siguiente paso? Comer algo dulce, ya sea un chocolate, un donut o una fruta. Todas hemos hecho esta afirmación sin saber que estábamos cayendo en una trampa dietética. Y es que un estudio reciente ha demostrado que consumir fructosa (un sustitutivo del azúcar muy habitual) no solo no nos recarga las pilas sino que puede incluso reducir nuestras ganas de hacer ejercicio. Es más, con esta falsa creencia boicotearíamos nuestra dieta en todos los ámbitos; no solo la actividad física baja sino que consumimos alimentos que favorecen la creación de depósitos de grasa. Imagina: estás alimentando a tu cuerpo con azúcares y además no tienes la energía para eliminarlos. Muy mala combinación si lo que pretendes es bajar de peso o mantenerlo. Pero, ¿por qué metemos a la fruta en el mismo saco que los dulces? Porque, si bien es más saludable que los azúcares refinados, la fruta también contiene azúcar, la fructosa, que a la vez también se añade de manera artificial a alimentos y bebidas que se comercializan como ‘sin azúcar añadido’. Para probar los efectos de este habito común, un estudio se realizó con dos grupos de ratones durante 2 meses y medio. A los primeros les incluyeron en su dieta un 18% de calorías provenientes de la fructosa, y al otro el mismo porcentaje en glucosa. Lo que observaron es que el primer grupo había experimentado un aumento de peso, de grasa corporal y del tamaño del hígado, algo que no había sucedido con los otros ratones. Y no solo eso sino que en aquellos que habían consumido fructosa notaron una disminución de la actividad física por lo que encima la ganancia de peso fue aún más acusada. Los investigadores no lograron encontrar la relación causa-efecto entre la ingesta de fructosa y la reducción del ejercicio pero lo cierto es que estaba ahí, y continúan estudiando los motivos. Mientras van encontrando las causas, nuestra recomendación es que abandones el hábito de consumir ciertos alimentos con un alto contenido en fructosa para elevar tu energía. Esta sería la lista de ‘no’s’ antes del gym: miel, frutos secos, mango, plátanos, pera, uva, sandía, piña, manzana y bayas. Además, pueden estar presente en todo tipo de snacks que siempre tenemos a nuestro alcance como barritas, dulces, galletas, bollería, pan, gominolas, yogures edulcorados y hasta aliños para ensaladas. Una buena alternativa serían los lácteos no edulcorados, el pavo o el jamón sin grasa, el aguacate o el cacao normal.

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