sábado, 25 de marzo de 2017

Cuatro claves para saber si estás en tu peso



Si queremos saber si nuestro peso es el adecuado, es muy probable que recurramos a la sencilla fórmula del Índice de Masa Corporal (IMC), que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como la relación entre el peso y la talla y que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (Kg/m2). Pese a ser un método ampliamente conocido por el público y utilizado por facultativos, un estudio publicado en International Journal of Obesity cuestiona su validez: advierte de que, aunque el resultado de la fórmula sea el correspondiente a un peso saludable, este método no es un indicador de salud.

Para Carmen Escalada, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “se trata de un sistema que tan solo tiene en cuenta el peso en el que deberíamos estar según nuestra altura. Lo ideal es realizar una valoración completa de la composición corporal”.

“El IMC no distingue entre masa muscular, masa grasa, agua y masa ósea, parámetros que componen el peso”, añade Susana Monereo, dietista y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Su extendida utilización en la consulta puede deberse a que es "un índice fácil de calcular y muy popular entre la población”, comenta Adelardo Caballero, director del Instituto de Obesidad de Madrid (IOB).

Pero si esta fórmula está obsoleta, ¿cómo saber si nuestro peso es el adecuado? Estas son las cuatro medidas que más recomiendan los nutricionistas:

La de su cintura

La zona del vientre es el lugar donde más se acumula la grasa. En concreto la visceral, el tipo más peligroso, porque rodea los órganos del abdomen lo que puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares. La medición de la cintura es un “muy buen criterio para determinar la cantidad de grasa visceral que tiene una persona”, comenta Monereo. Pero, ¿cómo lo hacemos?

Es muy sencillo: colocar la cinta métrica alrededor de la cintura, justo por encima de los huesos de la cadera, en torno al ombligo. Lo que mida el diámetro será lo que determine el riesgo de padecer obesidad, con independencia de su distribución en el cuerpo. “Se considera perteneciente al grupo de riesgo a los varones cuya circunferencia de cintura supere los 102 centímetros de diámetro y las mujeres que superen los 88 centímetros”, añade.

La de su pulso cardiaco

A pesar de que el pulso cardiaco depende de cada persona y de factores como la edad, el género o la composición corporal, la frecuencia cardiaca indica su estilo de vida. Para Susana Monereo, mantenerse en la franja de normalidad (entre 60 y 100 latidos por minuto) es un indicador de salud. Para encontrar el pulso, ponga dos dedos por encima de su muñeca o en el cuello.

Una frecuencia elevada indica que el corazón trabaja a un ritmo más duro del que debería. Esto puede deberse a un estilo de vida sedentario, algo que la experta propone rebajar con ejercicio: “Para que la actividad física sea eficaz y se obtengan beneficios metabólicos, se debe mantener una frecuencia en torno a 119 latidos por minuto durante al menos 20 minutos”.

La de su grasa corporal

El porcentaje de grasa corporal es la cantidad de esta sustancia que se tiene con respecto al peso total. Los expertos coinciden en que es un indicador mucho más acertado que el IMC para determinar el sobrepeso. Se mide con un aparato que utiliza las fórmulas matemáticas desarrolladas por Hodgdon y Beckett para evaluar las variables de grasa, masa muscular y masa grasa de una persona y calcular así el porcentaje total de la grasa corporal.

Según Caballero, esta medición siempre ha de hacerse bajo supervisión médica, puesto que no es lo mismo la grasa localizada, por ejemplo, alrededor de los órganos vitales que la grasa superficial de las cartucheras”. Para la SEEDO, un rango considerado saludable para las mujeres se encuentra entre el 20 y el 32% y, en los hombres, entre el 20 y el 25%.

La de su tasa metabólica basal

Este indicador revela la cantidad mínima de energía que requiere el organismo para mantenerse vivo en condiciones de reposo y a temperatura ambiente. La tasa metabólica basal tiene en cuenta la altura, el peso, sexo, nivel de actividad y edad, y se mide con un aparato de calorimetría indirecta, un instrumento que evalúa cuál es el consumo de calorías de una persona cuando no realiza ninguna actividad. "Un gasto energético mayor implica una menor tendencia a engordar, puesto que el cuerpo tiene la capacidad de eliminar calorías sin un gran esfuerzo", afirma Caballero. Este indicador se utiliza para establecer dietas y rutinas de entrenamiento que dependan de la tasa metabólica de cada persona.

En cualquier caso, la mejor manera de conocer cuál es su peso saludable es consultar a los especialistas.



(CARMEN ESCALADA, NUTRICIONISTA DEL INSTITUTO MÉDICO EUROPEO DE LA OBESIDAD, IMEO).

“Lo ideal es realizar una valoración completa de la composición corporal”.

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